En un mundo cada vez más conectado, la infraestructura digital ha evolucionado de ser un lujo hasta convertirse en una necesidad fundamental no solo para todas las organizaciones y negocios, sino también para las personas. Si bien en los últimos años el Perú ha avanzado significativamente en la expansión de la infraestructura digital, la base sigue siendo pequeña, quedando una brecha amplia frente a las más de 108 mil localidades en el país que aún carecen de acceso a Internet, una situación crítica que obstaculiza el desarrollo de la infraestructura digital.
Para Estrella Zaharia-Levinsky, gerente general adjunta de Gilat, la infraestructura digital es actualmente un derecho fundamental. “No solo garantiza una comunicación fluida y sin interrupciones, sino también impulsa la transformación y fomenta la innovación, el desarrollo económico, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y promueve la inclusión digital”.
A pesar de los avances, aún persisten desafíos significativos para consolidar y ampliar los beneficios de la infraestructura digital y garantizar que todos los peruanos puedan beneficiarse. Por ejemplo, existe aún una brecha digital significativa, especialmente notoria entre zonas rurales y urbanas. Según datos de ENAHO a 2023, 95 de cada 100 hogares no tienen acceso a Internet fija en las zonas rurales, frente a 75 de cada 100 hogares que viven en la zona urbana.
Con la evolución de la infraestructura digital, el Perú enfrenta nuevos desafíos. Inicialmente se basaba en torres celulares y fibra óptica en data centers. Sin embargo, ésta ha evolucionado significativamente con la implementación de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, el Internet de las Cosas (IoT) y el Edge computing. Éstas no solo han ampliado las capacidades de conexión, sino que también han diversificado las aplicaciones empresariales, desde la automatización industrial hasta la personalización de servicios.