El servicio de transporte informal, que ha venido creciendo año a año, está impactando en la calidad de vida de los ciudadanos. Según la Autoridad de Transporte Urbano (ATU), más del 80% de los viajes en el transporte público de Lima y Callao durante 2022 se realizaron en buses, coasters y taxis que en su mayoría son informales. Además de la congestión vehicular que ello genera, el servicio informal pone en riesgo la seguridad de los pasajeros.
“Carecer de un sistema de transporte público formal y que funcione bien no solo implica una pérdida de tiempo en el día a día de las personas, sino que sus efectos son multidimensionales. Por ejemplo, se reducen las posibilidades de acceso a mejores oportunidades de empleo y a mejor educación en vista del tiempo que toma desplazarse de un lugar hacia otro”, explicó Gustavo Meza, investigador de la Red de Estudios para el Desarrollo (Redes).
Ante este contexto, y la necesidad de identificar esta repercusión, Redes presentó su segundo informe titulado “Impacto del transporte público formal sobre el bienestar de los usuarios”. En este se muestran los efectos positivos que genera una provisión de transporte público adecuada y segura, mostrando evidencia de Perú y de otros países como Colombia, Chile y México.
En esa línea, el especialista de Redes recordó que, según la encuesta ‘Lima Cómo Vamos 2022’, un 40% de ciudadanos en Lima Metropolitana y el Callao consideró que el transporte público es uno de los problemas más importantes que impactan en la calidad de vida de las personas y se ubica solo por detrás de la inseguridad ciudadana, con un 75%.