Según la Asociación de Examinadores de Fraude Certificados (Acfe), el 45% de los casos de fraude o corrupción en una empresa tienen lugar en América Latina. En este sentido, la tecnología presenta un papel relevante en la tarea de prevención, a través de un sistema conformado por diversas herramientas digitales que facilitan informes de actos ilícitos en las compañías. Un ejemplo es que se ha detectado que más del 40% de las denuncias proviene de personas distintas a los empleados, siendo: clientes, proveedores y anónimos.
En la actualidad, son cada vez más usados los canales de denuncia; además hay un creciente uso de plataformas virtuales. Esto se ve reflejado en que más del 50% de los denunciantes usaron mecanismos basados en Internet: correo electrónico (34%) y formularios web (24%), mientras que el 40% fueron las líneas telefónicas. Cabe resaltar que la mayor parte de las organizaciones implementan el mail como el canal de línea ética. Sin embargo, no necesariamente son los óptimos, pues se puede generar cierta duda en la protección de la confidencialidad del caso denunciado y de la identidad del denunciante.
Al respecto, Juan José Dorich, director de Compliance de BDO en Perú, señala: “las empresas deben tener en cuenta que el lapso de latencia de fraudes en las organizaciones tiene una media de 16 meses; en efecto, si la detección es oportuna, la empresa tendrá un impacto menor en sus resultados financieros”. Según Acfe, en su Reporte a las Naciones 2018, cuando el hecho delictivo demora en ser descubierto, el perjuicio puede incrementar de 30 a 715 mil dólares en un periodo de seis meses a cinco años.