El teletrabajo constituye un fenómeno emergente en América Latina, de acuerdo con el white paper Teletrabajo en América Latina, elaborado por 5G Americas. Con todo, la adopción de esta modalidad laboral presenta un escenario favorable en la región para facilitar la disminución de distintas brechas socioeconómicas.
De acuerdo con el documento, el teletrabajo puede contribuir a fomentar la inclusión de mujeres, personas con discapacidad y otros grupos sociales en el ámbito laboral. Entre los beneficios más frecuentes de esta variante de empleo se encuentra el ahorro de costos en transporte para el empleado, la posibilidad de desarrollar sus tareas con flexibilidad tanto de su lugar de trabajo como de sus horarios, y el surgimiento de nuevas prácticas dentro de las relaciones laborales.
Entre las principales modalidades de aplicación del teletrabajo destacan el teletrabajo autónomo, donde el trabajador puede estar o no vinculado exclusivamente a una empresa, pero desempeña sus funciones fuera de las instalaciones de ésta; el teletrabajo móvil, en la cual el empleado realiza sus tareas sin una locación fija, valiéndose de la conectividad móvil; y el teletrabajo suplementario, donde el trabajador opta por alguna modalidad de trabajo remoto en forma suplementaria al desarrollo de sus tareas dentro de las instalaciones físicas de la empresa.